Cuando yo muera llevadme junto a los míos,
cuando yo muera aceptad sin más que me he ido
tal como al mar se encaminan todos los ríos
para ser nada más con el agua un único líquido.
Cuando yo muera no dejéis mis cenizas en hueco frío,
volvedme a la tierra de la que todos hemos salido,
que agua y tierra, tierra y agua al fin son lo mismo;
cuando yo muera retornadme desnudo, como he nacido.
Para recorrer solo y sólo una vez ese camino
no hace falta ni lastres, ni mochilas ni avíos,
cuando yo muera quedad en silencio, sin un grito
porque se habrá ido un hombre siempre sencillo;
cuando yo muera, ahora, cuando estoy vivo, os pido
que no me arrinconéis como a trasto viejo en el olvido.
Barcelona a 6.02.07
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