ANDRÉS MARCO

sábado, 4 de mayo de 2019

CUANDO YO MUERA NO LO DUDÉIS


Cuando yo muera no lo dudéis, incineradme
y dejad mis cenizas al pie del pino grande
en el mismo corazón de mi montaña salvaje,
me convertiré en pino con sus ramas al aire.

Ramas  en las que se posarán  los pájaros
fieles transmisores de los recuerdos de antaño
de toda esa vida que uno fue acumulando
pese a que más de uno conduzca a engaño.

Yo,  consubstanciado de este modo con el pino
extenderé mis  consistentes  ramas a la lluvia,
 lluvia vivificadora que el cielo previsor envía
para despojarnos sin remisión de todo lo vivido.

Ya no importará nunca más lo que yo he sido
ni lo que me fue deparando cada día ese destino
que en ocasiones, juguetón, falla y en otras acierta,
lo fundamental es que siga viva la mundanal fiesta.

Lo único cierto y seguro es que cuando yo muera
descansaré y mis cenizas se fundirán con la tierra,
ahora, mientras sigo vivo, digo con total certeza
que muerto, cada uno piense de mí lo que quiera.