Duele cuando recibes los golpes,
duele los
inesperados sinsabores,
duele mucho los
propios errores,
duele sobre
todo y en especial los noes.
El dolor es
parte esencial de la vida
como también
lo son las alegrías,
todo cabe atesorado
en la mochila
y una vez
dentro uno nunca olvida,
que de todo
siempre se aprende algo
en este
transitar a veces penoso y largo
que supone
una vida caminada paso a paso
y en un
momento uno para y echa mano
de todo eso que
ha guardado por si acaso.
Briznas de hierba llevadas en el aire
apenas somos, si lo miramos bien, nadie
y puede que en verdad y sin remedio así sea,
inmersos en la inmensidad de una marea
dejándonos llevar por esa absurda ilusión
que por mucho que uno grande se crea
al final te das cuenta de que eres esa hierba
que va de lado a lado sin ton ni son.
Vladimir Putin ¿te crees grande acaso?
Yo te digo que eres en verdad un payaso
que se enfrenta matando a su fracaso
como hombre, como persona, como humano.
Da grima verte, eres un puro espantajo
que ni tan siquiera te quieren los grajos.
Vladimir Putin, das más asco que un gargajo,
comprendo que te sientas como un escarabajo:
asesino y genocida es tu deleznable trabajo,
maldigo a quien a este mundo te trajo.
El mar está demasiado alterado
las olas rompen con fuerza
contra los impasibles acantilados,
suena a tambores de guerra,
el suelo parece que tiembla
gime de dolor toda la tierra.
Desplazados cruzan fronteras
se truncan a pedazos vidas enteras
y todo porque la sinrazón impera.
Antes las olas legaban a la arena
plácidas; hoy lo hacen con pena
y es que se desangra el planeta.
