¡Ay mi
paloma! ¡ Ay mi paloma blanca!
No llores
porque ya no vuelas como antes,
no llores si
desde el nido te llaman,
nuestros
pichoncicos ahora te lastran.
¡No llores,
mi paloma, conoces
el rumbo de
los navegantes!
muy pronto
podrás y entonces
remontarás
el vuelo con aires favorables,
tú en el
centro, yo y ellos de acompañantes.
A partir de
entonces no habrá suficiente cielo,
mi paloma,
para tan arrebatador vuelo.
No llores,
mi paloma, no llores sin denuedo
antes de lo
que supones volverás de nuevo,
mi paloma,
no llores, apenas es un instante.
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