Cierro levemente los ojos
y dejándome llevar
evoco
aquellos apasionados besos
que ahora quedan tan lejos.
Y es que haciéndonos viejos
hemos encontrado el sosiego
de la ternura sin sonrojos,
caricias, palabras y abrojos
que también se dan a veces,
y luego alimentan con
creces
ese querer ya tan sosegado
que da el seguir a tu lado:
olas suaves acarician la arena
de un mar nocturno calmado,
yo te siento de esta manera
y feliz amo y me
siento amado.
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