Ya hemos
llegado al verano
y uno que es
un viejo pellejo
va mudando
con el calor
y busca con
sombra un rinconcejo
en el que digerir
las penas
y saborear
las vividas alegrías
que de todo
hay en la mochila
y si lo
piensas bien, todas buenas.
Como el buey
tendido en el prado
mientras rumia,
aguardo la noche
y repaso
cada estampa de mi existencia
sin hacerme
ningún reproche
y esperar,
esperar... Todo llega, paciencia.
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