el momento
en el que crepúsculo besa la tierra,
sabes que ya
sólo te queda mirar a las estrellas
buscando que
te señalen cuál es la nueva senda
que te lleve
a esa meta final que intuyes certera,
aunque en
todo momento desconocida, sí postrera
de la que no
es posible escapar aunque lo pretendas.
Resignado
aceptas esa última etapa siempre lóbrega,
en el
recuerdo nada más quedan los días de primavera
días de luz
y sueños, de ilusiones que ya no son, eran.
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