A lo largo de la vida
siempre hay vacíos,
pequeños, grandes,
enormes huecos
de la memoria,
voluntarios olvidos
que aparcas en
recónditos recovecos
y aunque estén ahí, su
negación ayuda
a enfrentarse a las
situaciones más duras.
Realidad propia de la
condición humana
que nos sumerge en la vida cotidiana
y gracias a esos
olvidos no te paras y sigues
avanzando adelante, si
hace falta paso a paso
o a grandes zancadas,
sin temor al fracaso
y lograr así lo que perseguimos: ser felices.
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