No digas que todo fue un sueño
y que tuviste demasiada suerte,
para ello hay que ser muy fuerte
y ser de la realidad auténtico dueño.
La suerte no llega, está ahí y se logra
en la cotidiana y más que ardua brega
y quien no la controla, la malogra:
duda, espera y al final no se entrega.
La suerte no se amaga, aguarda presente
para entregarse solícita y plena
a quien con ahínco la busca valiente
y entonces sí lo abarca y lo llena,
atiende a su demanda de favores
y lo colma solícita de todos sus dones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario