Los silencios no callan las verdades,
sólo las ocultan momentáneamente
luego, más temprano que tarde
prevaleciendo en nuestras mentes
afloran desnudas, nítidas y rutilantes.
No por callar la realidad es menos dura,
está ahí delante, tapada pero latente
y querámoslo o no provoca la fractura
entre la ocultación cobarde anhelada,
" que nadie lo sepa nunca, tú calla"
y la realidad pura, toda ella presente
que aflora libre y sobre todo valiente.
Por más que callemos lo que es evidente
está ahí, amagado pero sabedor consciente
que encontrará el hueco de un instante
para irrumpir violento y romper el silente.
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