Ha llegado
la hora de vaciar la mochila
y enfrentar
el tiempo restante con alegría,
aún me
quedan demasiadas cosas a hacer,
como se dice
siempre, querer es poder.
Me siento
río cerca a la desembocadura
que tras su
largo fluir todavía apura,
sin ponerme
límites encaro el día a día
y no me
interrogo sobre el final,
sé que en
algún momento llegará.
Mientras yo
sigo erre que erre con mi vida
rechazando
los lastrantes pensamientos
que en
ocasiones impedirían el movimiento
todavía me
siento un ente fecundo
con
capacidad para comerme el mundo.