Cierro los ojos e iluso sueño:
soy el poseedor y único dueño
de la llave que abre la puerta
que pone fin a toda guerra,
que la justicia ahora es
justa
porque ya no hay disputas
y la paz por doquier se enseñorea,
el hambre deja de ser
quimera
luego abro los ojos y despierto veo
que todo fue un simple sueño,
un sueño en el que falta azúcar
con esa llave apenas imaginada
que en realidad nada abre
y que seguro que tampoco es llave:
jamás se encuentra lo que no se busca.
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