Un lejano día en el tiempo la naturaleza quiso
que partiendo por el camino desde El paraíso
si seguías avanzando hasta llegar al final, la senda
te condujera irremisible a la Fuente de Tejeda,
la sin duda mayor maravilla de Manzanera.
El abundante manantial, la fuente primigenia
cascada de agua de la que todo el pueblo bebiera,
y saciara su sed con esta agua pura y gélida.
Agua que desborda desde todos los rincones,
agua rauda, se esparce cristalina y sin olores
manantial inagotable, agua que brota sin tregua
agua que sacia, agua y más agua. Siempre agua.
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