Camino con la mochila al hombro
llena de anhelos y sueños rotos,
tesoros de apenas un instante,
en los que iluso me creí importante.
Aún quedan por rellenar huecos
de momentos de felices devaneos
y es que en todo somos muy humanos:
metemos lo bueno, el resto olvidamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario