Quisiera tener en mi jardín florido
el árbol de los mil y un deseos cumplidos
y cobijar entre sus ramas a mis seres queridos
aún sabiendo que así a la fuerza los he retenido.
Ese árbol de las mil y una ramas dadivosas.
que hiciera todas nuestras horas siempre dichosas;
no hay vida más satisfactoria ni provechosa
que aquella que sus momentos de dicha has compartido
porque solo aquellos que quieres y con los que gozas
al final te dejan la plenitud que en verdad has vivido.
al final te dejan la plenitud que en verdad has vivido.
Barcelona a 19 de diciembre de 2011
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