Qué chica es
la realidad de la vida,
ayer,
chaval, creía que me la comería
y hoy,
apenas un suspiro, la intuyo ida.
Al menos sé
que no ha sido toda perdida:
repaso mentalmente
todas las fotografías
que en algún
momento han sido retenidas
y tengo
claro que no son lo que ayer quería.
Sueños que
sabías que jamás se cumplirían,
ahora en la
distancia de la evidente vejez
sé que los
juveniles sueños, sueños son,
y no ha sido
jamás por falta de devoción,
ha habido
momentos opacos y mucha lucidez
pese a esos días en los que veo que es pura
idiotez
y es que
ahora, ya en la recta final, aún queda ilusión.