No me
arrepiento de las ocasiones perdidas,
pertenecen
al pasado y quedaron ya inactivas
incapaces de
volverse a dar como oportunidad
y miro hacia
delante buscando nueva actividad.
Como el
curso de los ríos: al agua no va hacia atrás
a pesar de
que al día le sigue imperativa la noche
con la
seguridad de que luego por fuerza amanecerá,
yo dejo al
lado el pasado no olvidado sin reproche
y miro hacia
el futuro sabiendo que queda poco,
uno se ha ido
haciendo viejo y le escasea la fuerza
y pretender
grandes metas ahora sería de estar loco,
confiando que
yendo ya muy despacio nada se tuerza
Lo que he hecho hasta el momento hecho está
y, aunque lo
intente, ya nada ni nadie lo va cambiar
lo pienso
desde la distancia de la edad cada vez más
y yo mismo
me digo, ¿bien, mal?, ya qué más da.