Cada vez con
más frecuencia me pregunto qué somos
y yo mismo sin
dudar respondo: máquinas de sueños,
proyectos
fallidos y en ocasiones pequeños logros
y con este
sencillo truco poder seguir soñando luego.
Así somos felices
dentro de tan inmensa incertidumbre
y sueño a
sueño vamos, ilusos, forjando esa urdimbre
que nos
permitirá no tener que abandonar esa nube
en la que uno
llega a considerarse por un instante libre.
Sí, no
hacemos más que soñar y soñar con los ojos abiertos
con el afán
de ver alguno de nuestros sueños cumplido
aunque sean
pocos, sencillos, fútiles y hasta algo discretos
al final uno repasa su vida y dice: con esos no
he podido.
Y mientras
has tenido muchos momentos de puro encanto
y tranquilo
al fin te dices: ya pueden llevarme al Campo Santo.