65 años ya. Dirán algunos: ¡qué pasada!
tanta vida
vivida. Y uno piensa: casi nada.
Y es que a
los 20 la vida parecía una montaña
que había
que subir, y mira, ahora estoy de bajada
y además con
la percepción de que el tiempo escapa
y pese a esa
humana sensación , uno a la vida se agarra,
aunque por
experiencia sabe que no existen las asas
y si eres capaz de encontrarlas, seguro que son
falsas.
Pero que no parezca que hay desencanto
porque de lo
que he vivido estoy enamorado
reconozco
que estos 65 años han merecido la pena
y sabed que
viviré encantado lo que me queda
mientras
conserve las fuerzas y la mente serena,
que ya llegará el día de llevarme al camposanto
momento
indeseado que a todos nos llega
al que no
pienso apresurarme ni corriendo ni
andando.