Mi blanca paloma blanca,
ya no anhelas volar, cansa;
ahora te acomodas en el nido
y agotada te guareces del
frío.
Blanca paloma inmaculada
ahora ya te quedas conmigo,
mientras nuestros pichones
son palomas libres que vuelan
alto, muy alto y sin temores,
sin que nada ya las detenga
porque el cielo todo es para
ellas,
azul, azul en todos sus
colores.
Nosotros saldremos en días
claros,
en esos días de atardecer más
largo,
yo permaneceré mirándote
encantado
en el nido envejeciendo a tu
lado.