Muchos
negros intentan saltar la valla
en
Melilla, gente sobre todo atemorizada;
obliga
esa extrema necesidad donde la haya
el
hambre no entiende de alambradas.
Arriba
de todo permanecen encaramados
abajo
aguardan guardias civiles porra en mano
se
producen devoluciones ilegales "en caliente"
dramas
personales que el poder no entiende
seres
humanos a un lado y al otro maltratados
no
se los ve como lo que son, seres expoliados,
molesta
que quieran entrar en "nuestra España"
nuestra
"tierra", como si de una finca se tratara
que
es propiedad exclusiva, derecho de nada
que
defendemos ante la mísera avalancha
de negros, esas personas a las que condenamos,
luego,
católicos nosotros, nos confesamos humanos.